La obra dirigida por Eduardo Lamoglia, con dramaturgia de Alberto Drago es testigo del encuentro entre un hombre mayor y un joven, quizás padre e hijo, en el recordado 9 de julio de 2007, día que nevó en Buenos Aires.

En el marco de un bar, con una serena escenografía creada por Sabrina López Hovhannessian y discretamente iluminado por Sebastián Crasso, los dos hombres buscan respuestas a sus propias vidas. Ironía, humor, diálogos profundos y una búsqueda simple de afectos reales los enfrentará en la construcción de vínculos difíciles de fundar.

Luis, interpretado por Julio Ordano, un escritor soberbio y talentoso, que desprecia todo lo que pertenece al país, a la clase obrera, al tango, al fútbol, y que adora las fuerzas militares y represoras; y Paul, encarnado por Ulises Puiggros, un joven que busca su figura paterna apoyado en los testimonios de su madre y el ADN, muestran sus diferencias en todos los órdenes. Ellos no manifiestan solo una mirada distinta dada por la perspectiva de edad, sino también por sus posturas políticas, amorosas, sociales e intelectuales. La pieza expone sus maneras de querer y de buscar respuestas en el otro. El espectador es desafiado, en ese final abierto, a entender qué le ocurre a los protagonistas, y a sospechar cómo es el sentimiento que los vincula.